domingo, 25 de septiembre de 2016

La venganza del Conde Shkarbek 1

La Venganza del Conde Skarbek es un entretenido experimento formal que busca transportarnos hasta las claves de la cultura francesa de mediados del sigo XIX. El apartado argumental de la obra hurga en las entrañas del folletín para brindarnos una historia de revanchas, máscaras y falacias. Graciosamente, la grandilocuencia y el melodrama, propios de este género literario, sirven para hacer avanzar la historia desde el interés por descubrir la urdimbre de mentira que intuimos en cada “escenificación” de los protagonistas. La ampulosidad de sus discursos nos resulta artificial y, por ello, falsa. Medio adivinamos la verdad que se esconde tras sus engaños y devoramos las páginas para confirmar nuestras sospechas. Pero, tras cada nueva confesión, volvemos a intuir nuevas falsedades y el trayecto no hace más que continuar. Así hasta el final. Argumentalmente, es éste uno de los principales intereses de la obra, su juego de apariencias que intrigan, más que no lo que luego hay de verdadero “tras sus cortinas”. El apartado gráfico es, por otro lado, apabullante. Rosinski es un dibujante, ya hace mucho, excelente… que con los años no ha dejado de mejorar. En este relato nos sirve un exquisito trabajo pictórico. Voluptuoso, colorista y bello. Viñetas que son cuadros en movimiento, como portales a otro tiempo. Se sitúa pues, desde la pintura, en las coordenadas gráficas propias de la época que retrata. Haciendo uso del arte que por excelencia ofrecía el retrato visual de ese siglo. Cuando fotografía, cine y cómic aún andaban en pañales. De esta manera, el folletín y el arte pictórico se funden ahora en nuestro tan querido arte secuencial para crear algo nuevo. Un hijo bastardo de la pintura y de la literatura decimonónicas. Nacido fuera de tiempo. Siendo, quizás por eso, intemporal.

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